في هذه الصفحة يمكنك الحصول على تحليل مفصل لكلمة أو عبارة باستخدام أفضل تقنيات الذكاء الاصطناعي المتوفرة اليوم:
Un tren de carga (también denominado tren de mercancías o tren mercante) es una composición formada por una o más locomotoras de gran potencia y una serie de vagones preparados para el transporte de carga sobre una vía férrea. El número de locomotoras a emplear es función del tonelaje total del tren (vinculado con el número de vagones a remolcar) y de la pendiente máxima a superar en el trayecto. Estos trenes utilizan sus propias estaciones, que suelen situarse en los polígonos industriales cercanos a las ciudades, donde están más próximos a las empresas a las que dan servicio y no interfieren con el tráfico de pasajeros.
Su cometido es el transporte de mercancías en todo o en parte del camino entre el remitente y el destino previsto, por lo general integrado en una cadena logística. Los trenes pueden transportar materiales a granel, contenedores, carga general o carga especializada en vagones diseñados al efecto.[1]
El servicio que prestan da lugar al sector del transporte de mercancías por ferrocarril, que consiste en un tipo de transporte ferroviario especializado en el traslado de mercancías, claramente diferenciado del transporte de pasajeros.
Cuando se considera en términos de toneladas-kilómetros transportadas por unidad de energía consumida, ferrocarril supera en eficiencia a la mayoría de los otros medios de transporte. Las economías máximas generalmente se realizan con productos básicos a granel (por ejemplo, carbón), especialmente cuando se transportan a largas distancias. Sin embargo, el envío por ferrocarril no es tan flexible como por carretera (especiamente cuando no es posible la conexión directa entre el remitente y el destinatario final), lo que ha dado lugar a que gran parte de las mercancías se transporten con camiones, incluso a largas distancias. Mover mercancías por ferrocarril a menudo implica costos adicionales de transbordo, particularmente cuando el remitente o el destinatario no tienen acceso ferroviario directo. Estos costes pueden superar los de operar el propio tren, factor que prácticas como la contenedorización, el sistema de tráiler sobre plataforma o las autopistas ferroviarias pretenden minimizar.