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La Pontificia Comisión Bíblica (Commissio Pontificia de Re Biblica) es un organismo supremo de la Iglesia católica en materia bíblica, creado por el Papa León XIII con su carta apostólica Vigilantiae studiique[1] el 30 de octubre de 1902, y que en sus inicios estuvo formado por varios cardenales en calidad de miembros y por peritos en materia bíblica con el nombre y oficio de consultores, hasta que la reforma de Pablo VI cambió la composición por especialistas en distintas materias.
La respuesta doctrinal, que a la llamada cuestión bíblica esbozó León XIII en su encíclica Providentissimus Deus, necesitaba, como complemento imprescindible, realizaciones prácticas, que, promoviendo entre los católicos el estudio científico de la Biblia y aprovechando para su interpretación los avances de las ciencias, taponaran la brecha que aquel movimiento había abierto en la ortodoxia. A esta necesidad responden en la última década del siglo XIX y en la primera del XX la fundación por iniciativa privada de la Escuela Bíblica de Jerusalén y la creación Pontificia de la Comisión Bíblica del Pontificio Instituto Bíblico en Roma, y de la Comisión para la Revisión de la Vulgata.
La doble finalidad de la Pontificia Comisión Bíblica, defender la ortodoxia en la interpretación de la Biblia y promover el estudio científico de la misma, queda patente en las mencionadas letras apostólicas de León XIII y en el reglamento que se hizo público en abril de 1903:
Los cometidos 5 al 7, montar una biblioteca bíblica especializada, publicar estudios y editar una revista bíblica, crear un Instituto para estudio y enseñanza de la Biblia fueron encomendados al Pontificio Instituto Bíblico a partir de su creación en 1909 y a la Comisión para la Revisión de la Vulgata fundada en 1907.
El organismo pontificio comenzó por instituir el premio Lord Braye para la mejor disertación bíblica sobre tema previamente establecido, que sólo se adjudicó en 1905 y 1906. En 1904 se confió a la Comisión la facultad de conferir grados de licencia y doctorado en Ciencias Bíblicas, que a partir de 1916 se extendió al Pontificio Instituto Bíblico para bachillerato y licencia y posteriormente, desde 1928, para el doctorado también. Pero la principal actividad de la Comisión han sido sus llamados decretos doctrinales en forma de respuestas, declaraciones o cartas. Se perciben claramente cuatro etapas distintas:
En su organización, funciona por Asamblea plenaria para la adopción de las resoluciones más importantes, integrada por veinte miembros y un Presidente que debe ser el Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El Vicepresidente asiste el Presidente y es elegido por los integrantes de la Comisión.
Los integrantes son especialistas reconocidos mundialmente en diferentes campos de la exégesis bíblica (Pentateuco, libros proféticos, libros sapienciales, Evangelios sinópticos, escritos joánicos, epístolas paulinas, Apocalipsis, etc). Algunos de ellos han formado parte de la Comisión durante más de un período; tal el caso del reconocido biblista Raymond E. Brown, quien integró la Comisión en el período 1972-1978 y, nuevamente, en 1996 hasta su muerte en 1998.