Hasta finales del siglo XVIII (concretamente en el año 1770), hubo una cantidad de precursores, más o menos legendarios del submarino. En esa fecha, un obrero llamado David Bushnell, ofreció al general Parsons un modelo de nave sumergible (La tortuga) que actuó sin éxito en la guerra de la Independencia americana. En 1779 Robert Fulton modificó, mejorándolo considerablemente el submarino de Bushell. El nuevo sumergible fue bautizado con el nombre de Nautilus. El punto débil del Nautilus de Fulton era, como en, La Tortuga, de Bushnell, su falta de condiciones maniobreras en inmersión por la escasísima velocidad disponible con la propulsión a brazo. Los intentos de crear nuevos tipos de buques sumergibles sin las imperfecciones de los precedentes se multiplicaron Entre ellos recordaremos las tentativas de Shouldam, en Portsmouth, en 1824; del Havre, en 1840; de Payerne, en 1844, y de Bauer, en Kiel, en 1858, con el Brandtaucher aplastado a 18 metros de profundidad. Siguió a éste el primer submarino que debía de sentar las bases de una realización verdaderamente utilizable y que fue obra del español Narciso Monturiol. Realizó éste dos submarinos, ambos con el nombre de Ictíneo. El primero, botado el 28 de junio de 1859 tenía por objeto facilitar la pesca, en tanto que el segundo (2 de octubre de 1864) era de objetivo militar. En el año 1884 terminó Isaac Peral el proyecto del suyo. No se puso a prueba hasta 1889, y aunque el resultado fue satisfactorio, las autoridades navales españolas no lo consideraron útil. En 1886, se empezaba a construir en Francia el Gimnote, también de propulsión eléctrica, en plan experimental cristalizado tres años más tarde, en 1889, en el Gustavo Zédé, donde se recogían las enseñanzas y corregían las imperfecciones del Gimmote. Con regular éxito, en 1890, se construyó en Cherburgo el Goubet, cuya hélice podía orientarse a voluntad para gobernar convenientemente, si bien el sistema no dio grandes resultados prácticos. A estos siguieron el Peacemaker, americano, el Porpoise, con acumuladores y propulsión eléctrica, como el Peral, y otros más en escala ascendente de perfeccionamiento. Virtualmente el submarino estaba ya realizado. El submarino, rápidamente perfeccionado, se utiliza sobre todo como nave de guerra; pero también es importantísima su aportación en los trabajos de investigación submarina. Actualmente existen submarinos que utilizan para desplazarse la energía atómica, lo que redunda en aumento de su autonomía y velocidad