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En botánica, el androceo (del latín androecium, y este del griego ἀνήρ, ἀνδρός = 'varón' y οἰκίον = 'casa'),[1] es el nombre que colectivamente reciben los estambres u órganos reproductivos masculinos de la flor. Un estambre está formado por una estructura generalmente alargada y fina llamada filamento, y en su extremo, por una parte ensanchada (fértil) conocida como antera. En el interior de la antera, precisamente en los microsporangios (sacos polínicos) tiene lugar la microsporogenesis y se producen los granos de polen (microgametofitos) que contienen a las células espermáticas o gametos masculinos. Los estambres y especialmente las anteras son órganos complejos de vida muy corta, que muestran una enorme diversidad.[2]
El androceo presenta mucha variación. Los estambres individuales pueden estar separados unos de otros y de otras partes florales o estar fusionados con la corola, entre ellos o ambas cosas. En las leguminosas por ejemplo, los estambres están fusionados entre sí pero no con la corola. Algunas veces los estambres y el gineceo están fusionados y dan lugar a un mecanismo de polinización complicado, como en las familias Orquidáceas y Asclepiadáceas.[3]
El androceo envuelve a su equivalente femenino, el gineceo (formado por los carpelos) y se encuentra en el interior del perianto (formado por los pétalos y sépalos). La única excepción es unos cuantos miembros de la familia Triuridaceae, en especial Lacandonia schismatica, especie en la cual el gineceo rodea al androceo.