Los primeros Cuestores fueron
jueces encargados de los casos de asesinato y de insurrección o alta traición. Con el tiempo su denominación más común fue
Decumviri Perduillionis et parricidii. Eran nombrados para cada caso y no constituían una magistratura permanente.
A fines del Siglo III adC los
Decumviri o Cuestores perdieron sus atribuciones judiciales que pasaron a los
Triunviri nocturni.
Simultáneamente a estos Cuestores judiciales existieron los Cuestores administrativos, en los cuales delegaba el rey la administración de los fondos públicos. Con la república sus funciones pasaron a los
cónsules que las delegaron en dos cuestores civiles (para el Tesoro público) y dos cuestores militares (para las arcas del Ejercito). Más tarde su nombramiento paso a los
Comicios Tribunados.