En la
mitología griega Eósforo,
Héspero o
Fósforo, era un hijo de
Eos y de
Astreo,
Perses,
Atlas o
Eolo, que personificaba al lucero del alba (que hoy se sabe que es el planeta
Venus) o del atardecer. Ordenaba el devenir de los astros, y uncía y desuncía los caballos de
Helios al carro del Sol.
Fue padre de
Hesperis,
Ceice y
Dedalión.
Su nombre aparece en la traducción griega de la biblia, si bien
San Jerónimo lo tradujo como
Lucifer. Se le representa como un anciano de largos cabellos blancos que anuncia a su madre, la Aurora, desde la bóveda celestial.