Garðar Svavarsson, un
vikingo originario de
Suecia, fue el primer escandinavo en vivir en
Islandia. Según la edición de
Haukr Erlendsson del
Landnámabók,
Gardar poseía tierras en
Zelanda y estaba casado con una mujer de las islas
Hébridas. Durante un viaje a esas islas (durante el año 860) con el objetivo de reclamar la herencia de su suegro, se vio envuelto en una tormenta. Dicha tormenta le condujo hasta el norte de
Islandia, llegando finalmente a la bahía de
Skjálfandi. Allí se construyó una casa en la que permaneció durante un invierno. Desde entonces, la población más importante de la zona se denomina
Húsavík, cuya traducción es
"la bahía de la casa".