En la
mitología germana, fue una de las construcciones efectuadas por los dioses (
Odin y sus hermanos: Vili y Ve) tras la guerra contra los gigantes del hielo. Tras la batalla,
Odin y sus hermanos Vili y Ve tomaron el cadáver del gigante
Ymir y lo llevaron al gran abismo para comenzar la creación de un mundo habitable, así con su piel crearon esta tierra, con su sangre y sudor los océanos, con sus huesos las rocas y las montañas, con su vello la vegetación, con sus dientes los acantilados donde también colocaron las cejas del gigante para hacer de frontera con el mar. Para concluir la obra, los Dioses pensaron cerrar este mundo con la bóveda craneana del derrotado encargando a cuatro enanos su sujeción, estos se llamaban Nordri, Sudri, Austri y Westri que simbolizaban los cuatro
puntos cardinales. Al colocar la bóveda del cielo con el cráneo del vencido sus sesos se esparcieron por el aire dando lugar a las nubes. Sin embargo, aún este nuevo territorio estaba oscuro, así que los dioses decidieron ir a
Muspells para robar las centellas de la espada de Surtr, con las dos más grandes crearon el
Sol y la
Luna y con el resto las estrellas. El Sol y la Luna fueron colocadas sobre dos carros respectivamente que girarian sin parar sobre
Midgard turnandose en el firmamento para crear el día y la noche. Para mantener vivo el giro perpetuo de las carrozas hicieron que los lobos
Skoll y
Hati las persiguieran, que trataban de alcanzarlas sin conseguirlo salvo en alguna ocasión que era cuando se producian los eclipses, los dos lobos simbolizaban la "repulsión" y el "odio" respectivamente. La carroza del sol estaba tirada por el blanco corcel
Skin que con su trotar producía la brillante luz del día, mientras que el otro carruaje era tirado por Hrim caballo negro que a su paso producía el rocío y las escarcha. Una vez que los dioses contemplaron su obra, tan solo añadieron las estaciones de Invierno y Verano y pensaron que estaba lista para recibir a los primeros humanos.