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Nínive (en acadio: Ninua, en árabe: Nínawa نينوى) fue la capital y ciudad más grande del Imperio neoasirio, dentro de la actual Mosul en Irak,[1] descrita en el Libro de Jonás como «ciudad grande sobremanera, de tres días de recorrido».[2] Se encuentra en la orilla oriental del Tigris, se extendía a lo largo de 5 kilómetros, con una anchura media de 2 kilómetros, desde el río hasta las colinas del este. Toda esta área es, en la actualidad, una inmensa zona de ruinas.
Esta ciudad asiria fue una de las cuatro capitales del imperio, junto a Assur, Dur Sharrukin y Nimrud, y llegó a ser la más grande del mundo durante aproximadamente cincuenta años hasta el año 612 a. C. cuando, después de un amargo período de guerra civil, fue saqueada por una coalición de sus antiguos pueblos súbditos, incluidos los babilonios, medos, persas, escitas y cimerios.
Situada en la confluencia de los ríos Tigris y Josr, Nínive fue un importante punto de paso de las rutas comerciales que cruzaban el Tigris. Ocupaba una posición central en las rutas entre el Mediterráneo y el Índico, uniendo así Oriente y Occidente, recibiendo influencias y riqueza de muchos lugares. Llegó a convertirse en una de las más grandes ciudades de la antigüedad.[3]
Las ruinas de Nínive se encuentran en las inmediaciones de la actual Mosul, en Irak, que quedó en ruinas debido a la ocupación del Estado Islámico. Nínive fue construida en su momento por el personaje bíblico Nemrod o Ninus, quien se la dedicó a Semiramis, para honrarla por su alianza y conquistar el Medio Oriente y Egipto, y tenía como iconos leones a su entrada, que eran el símbolo como se describía a sí misma en aquellos años, por su fiereza y crueldad hacia sus enemigos.