De acuerdo a las
tradiciones mexicanas, se dice que cada persona, al momento de nacer, tiene ya el
espíritu de un
animal, que se encarga de protegerlo y guiarlo. Estos espíritus, llamados
naguales o
nahuales, usualmente se manifiesta sólo como una imagen que nos aconseja en sueños, o con cierta afinidad al animal que nos tomó como protegidos. Una
mujer cuyo nahual fuera un zenzontle, tendrá una
voz privilegiada para el canto.