Nigrán es un municipio costero de la provincia de
Pontevedra en Galicia, limita al norte con
Vigo, al Sur con
Baiona, municipio de Excelencia Turística, al este con
Gondomar y el Océano Atlántico encuadra el municipio por el oeste. Nigrán junto con
Baiona y
Gondomar conforman el Valle Miñor, lugar elegido como destino turístico de
Galicia por excelencia. La cercanía a
Vigo ha comportado importantes beneficios económicos para este municipio que ha visto incrementada su población en los últimos años gracias a su desarrollo turístico y ser elegido como segunda residencias primero y como residencia definitiva después por una importante población. Lugares naturales destacados de Nigrán son:
● Playa América, próxima al barrio de Panxón, es una de las mejores playas de la costa de
Galicia. Este arenal, situado en la Bahía de
Baiona, dispone desde hace algunos años de la Bandera Azul que otorga anualmente la Comunidad Europea por la limpieza de sus arenas y de sus aguas, así como por poseer una serie de servicios complementarios que hacen más agradable la estancia de los bañistas y paseantes en esta playa.
● La playa de Patos, que es una de las mejores playas de
Galicia para la práctica del surf, se encuentra muy cerca de Playa América, separadas sólo por un monte conocido como Monteferro, en cuya cúspide se encuentra un monumento a los marineros fallecidos en el mar. Construido en el año 1903 el monumento fue diseñado por el arquitecto vigués Manuel Gómez Román. Es un gran monolito de granito de 25 metros de altura con cuatro coronas de bronce y una escultura de la Virgen del Carmen, patrona de los navegantes, con el niño
Jesús.
● El puente románico de Ramallosa merece mención especial dentro de los monumentos realizados por el hombre en este municipio. Data del siglo XII y fue mandado construir por el entonces obispo de
Tui. Cuentan de él una leyenda muy enrraizada en la población y que aseguran ayudaba a quedar encinta a aquellas mujeres que nunca han tenido descendencia y la desean con impaciencia. Cuenta la leyenda que las mujeres que no podían tener hijos pedían al primer hombre que pasase por el puente que les vertiese agua del río sobre el vientre. Si el hombre aceptaba, y la mujer daba a luz un hijo, se convertiría en el padrino de la criatura recién nacida.