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René Descartes (pronunciación en francés: /ʁəne dekaʁt/ ( escuchar); latinización: Renatus Cartesius;[b] onomástico del que se deriva el adjetivo cartesiano[2]; La Haye en Touraine, 31 de marzo de 1596-Estocolmo, 11 de febrero de 1650) fue un filósofo, matemático y físico francés considerado el padre de la geometría analítica y la filosofía moderna,[3][4] así como uno de los protagonistas con luz propia en el umbral de la revolución científica.[5]
Su método filosófico y científico, que expone en Reglas para la dirección de la mente (1628) y más explícitamente en su Discurso del método (1637), establece una clara ruptura con la escolástica que se enseñaba en las universidades. Está caracterizado por su simplicidad —en su Discurso del método únicamente propone cuatro normas— y pretende romper con los interminables razonamientos escolásticos. Toma como modelo el método matemático, en un intento de acabar con el silogismo aristotélico empleado durante toda la Edad Media. Muchos elementos de la filosofía de Descartes tienen precedentes en el aristotelismo tardío, el neoestoicismo del siglo XVI o en filósofos medievales.
Su declaración filosófica más conocida es "Pienso, luego existo",[6] que se encuentra en Discurso del método (1637) y en Principios de la Filosofía (1644), fue un elemento esencial del racionalismo occidental, contraria a la escuela empirista inglesa, y formuló el conocido como «método cartesiano», pero del cogito ya existían formulaciones anteriores, alguna tan exacta a la suya como la de Gómez Pereira[7] en 1554, y del Método consta la formulación previa que del mismo hizo Francisco Sánchez en 1576.[8] Todo ello con antecedentes en Agustín de Hipona[9] y Avicena,[10] por lo que ya en su siglo fue acusado de plagio, entre otros por Pierre Daniel Huet.[11]
Su filosofía natural rechaza cualquier apelación a los fines finales, divinos o naturales, al explicar los fenómenos naturales en términos mecánicos. Como devoto católico, su teología insiste en la libertad absoluta del acto de creación de Dios. Al negarse a aceptar la autoridad de filósofos anteriores, Descartes con frecuencia distingue sus puntos de vista de los filósofos que lo precedieron. Rompió con la tradición aristotélica estableciendo un dualismo sustancial entre alma —res cogitans, el pensamiento— y cuerpo —res extensa, la extensión—.[12] Radicalizó su posición al rechazar considerar al animal, al que concibe como una «máquina»,[13] como un cuerpo desprovisto de alma. Esta teoría será criticada durante la Ilustración, especialmente por Diderot, Rousseau y Voltaire.[cita requerida]
Consciente de las penalidades de Galileo por su apoyo al copernicanismo, intentó sortear la censura, disimulando de modo parcial la novedad de las ideas sobre el hombre y el mundo que exponen sus planteamientos metafísicos, unas ideas que supondrán una revolución para la filosofía y la teología. La influencia cartesiana estará presente durante todo el siglo XVII: los más importantes pensadores posteriores desarrollaron sistemas filosóficos basados en el suyo; no obstante, mientras hubo quien asumió sus teorías —Malebranche o Arnauld— otros las rechazaron —Hobbes, Locke, Spinoza, Leibniz, Pascal, Berkeley o Hume—.
La influencia de René Descartes en las ciencias y matemáticas es igualmente evidente. Hizo contribuciones en física y óptica. El sistema de coordenadas cartesianas recibió su nombre. Se le acredita como el padre de la geometría analítica, el puente entre el álgebra y la geometría, utilizado en el descubrimiento del cálculo infinitesimal.