En la
mitología griega Zetes (del griego
explorador) era un hijo del dios-viento
Bóreas y de
Oritía. Tanto él como su hermano mellizo
Calais heredaron de su madre una extraordinaria belleza, y de su padre un furor incontenible y un par de alas que les surgieron en la pubertad y que les fueron muy útiles en sus correrías.
Zetes destacaba por la rapidez con la que corría, aun sin valerse de sus alas, siendo el vencedor de carrera corta en los juegos fúnebres del rey Pelías.