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El pueblo alemán (en alemán, Deutsche, pronunciado /ˈdɔɪ̯t͡ʃə/ ( escuchar)) es un grupo étnico que desciende de varias tribus germánicas que habitaban lo que sería posteriormente conocido como la zona de habla alemana de Europa.
Con la fundación de la nación moderna que surge de la Unificación alemana que finalizó en 1871 y no incluyó todo el territorio de habla alemana de Europa, el término alemanes pasó también a designar a los residentes de esta nación. Dentro de la Alemania moderna, los alemanes en este sentido han quedado definidos por su ciudadanía (alemanes federales, Bundesdeutsche), que se distingue de los pueblos con raíces alemanas (Deutschstämmige). Históricamente, en el contexto del Imperio alemán (1871-1918) y posteriormente, los ciudadanos alemanes (alemanes imperiales, Reichsdeutsche) eran diferenciados de los alemanes étnicos (Volksdeutsche).
Durante el siglo XIX y gran parte del siglo XX, las discusiones sobre la identidad alemana estuvieron dominadas por los conceptos de un idioma, una cultura, una ascendencia y una historia comunes.[22] Hoy en día, el idioma alemán se considera ampliamente como el criterio principal, aunque no exclusivo, de la identidad alemana.[23] Aproximadamente 100 millones de personas cuya lengua materna es el alemán, unos 66-75 millones se consideran alemanes. Existen, además, 80 millones de personas de ascendencia alemana en Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Chile, Estados Unidos, Francia, México, Polonia, Paraguay, Perú, Rusia, Uruguay y Venezuela. La mayoría de los alemanes residentes en otros países no tienen el alemán como lengua materna.[24] Esto pone el número de alemanes en el mundo entre 66 y 160 millones, dependiendo del criterio que se aplique.
En la actualidad, los nacionales y oriundos de países y territorios fuera de Alemania donde la mayoría de la población habla alemán —como Austria, Suiza, Bélgica, Liechtenstein y Luxemburgo— han desarrollado su propia identidad nacional y no se refieren a sí mismos como alemanes en el contexto moderno.