En la
mitología griega, la
ambrosía (en
griego ἀμβροσία) es unas veces la comida y otras la bebida de los
dioses. La palabra ha sido generalmente derivada del griego ἀ- (
a-, «no») y μβροτος (
mbrotos, «mortal»), por tanto comida o bebia de los inmortales. Sin embargo, el investigador clásico Arthur Woollgar Verrall negó que haya algún ejemplo claro en el que la palabra
ambrosios signifique necesariamente «inmortal», y prefirió explicarla como «fragante», un sentido que siempre resulta adecuado. De ser así, la palabra podría proceder del
semítico MBR («ámbar», compárese con «ámbar gris») al que la naciones orientales atribuían propiedades milagrosas. En Europa, el
ámbar de color miel, a veces lejos de su origen, era ya una ofrenda funeraria en el
neolítico y siguió siendo usado en el siglo VII como talismán por los
druidas frisios, aunque San Eligio advertía que «ninguna mujer debería presumir de llevar ámbar colgado del cuello». W. H. Roscher cree que tanto el
néctar como la ambrosía eran tipos de
miel, en cuyo caso su poder de conferir la inmortalidad sería debido al supuesto poder curativo y limpiador de la miel, y porque la miel fermentada (
hidromiel) precedió al
vino como enteógeno en el mundo egeo: la Gran Diosa de Creta en algunos sellos minoicos tenía cara de
abeja: compárese con Mérope y
Melisa. Véase también
icor.