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El término bantú refiere al complejo lingüístico originario de los valles centrales de Nigeria y su frontera con Camerún, y que tras una expansión en el holoceno tardío de unos dos milenios, se convirtió en la mayor familia lingüística de África.[4][5][6] Por extensión se denomina bantú a cualquier individuo o pueblo que tiene por idioma principal alguna de las 556 variantes de lenguas bantúes.[7] En todos los casos la condición de bantú refiere a una categoría lingüística y no étnica, pues los patrones culturales de los hablantes de bantú son extremadamente diversos.[8][9][10][11]
Uno de cada tres africanos habla una o más lenguas bantúes según estudios y estimaciones que cifran en al menos 310 millones la cantidad de bantúes en el continente.[12] Dejando fuera a los hablantes de bantú en la diáspora, la familia de lenguas bantúes se consolidó en África central, oriental y meridional.[13] En su conjunto el África bantú abarca no menos de veintitrés países: Angola, Botsuana, Burundi, Camerún, República Centroafricana, Congo-Brazzaville, Congo-Kinshasa, Guinea Ecuatorial, Gabón, Kenia, Lesoto, Malaui, Mozambique, Namibia, Ruanda, Somalia, Sudáfrica, Sudán del Sur, Suazilandia, Tanzania, Uganda, Zambia y Zimbabue.[14]
Es aceptado entre lingüistas en general que los idiomas bantúes formaban dos grandes bloques: el occidental, principalmente localizado en las regiones de la selva ecuatorial, y el oriental, cuyas migraciones fueron posteriores, que se extendía desde Uganda al Cabo.[15][4] Entre los más característicos figuran, de norte a sur, los fang, bakuba, baluba, lingala, bakongo, hutus, baganda, kikuyus, tongas, bechuanas, hereros, swazi, sotho, zulúes y xhosa, entre otros.[16]
La gran extensión en África del complejo lingüístico-cultural bantú y su gran cantidad de hablantes se debe a un controvertido proceso históricamente conocido como expansión bantú, originado en el área centro-occidental africana y dirigido hacia el este y el sur del continente. Este proceso se habría desencadenado hacia el 500 d. C., extendiéndose durante más de mil años.[11][14][17]
Hasta hace poco tiempo se creía que los pueblos que hablaban lenguas bantúes se habían impuesto fácilmente a otros pueblos tecnológicamente menos organizados ya que estaban equipados con armas de hierro y practicaban una agricultura intensiva. Pero la arqueología está demostrando que este modelo difusionista es incorrecto, ya que la metalurgia del hierro era conocida previamente en muchas de las áreas por donde se expandieron las lenguas bantúes.[18][6]