adj. y sust.
Química. Se dice del cuerpo que al disgregarse en un líquido aparece como disuelto en él sin estarlo. Las moléculas de los coloides se asocian formando partículas tan pequeñas (diámetros entre una milésima y cienmilésima de micra) que atraviesan los filtros ordinarios y sólo son visibles con el auxilio del ultramicroscopio. Una dispersión o disolución coloidal es una falsa disolución, como la de la cola en el agua, y se diferencia de una verdadera en el tamaño de las partículas que, en la primera, son de mayor tamaño. Las disoluciones coloidales poseen un gran poder dispersante es decir, que reflejan la luz con gran intensidad y por ello aparecen turbias o lechosas. Las partículas coloides no están en reposo en la pseudosolución, sino que, debido a los múltiples choques con otras, se mueven en línea recta y modifican constantemente su trayectoria (movimiento brownniano, llamado así por su descubridor, el botánico Brown). Poseen las partículas coloidales un gran poder de absorción de los iones de un electrolito. Las disoluciones coloidales se denominan en general sol cuando el coloide está en suspensión el líquido (hidrosol, alcohol-sol, etc.). Por la acción del calor o por la adición de ciertas substancias, el coloide precipita en el fondo del vaso, insolubilizado, y se transforma en un gel (hidrogel, alcohogel, etc.). El carácter de coloide no es constante para una substancia y depende del líquido o disolvente que lo contiene; así, al añadir agua a una disolución de resina en alcohol, se separan las moléculas de resina y se forma una solución coloidal de ella en agua.