En
poesía, la
décima es la
estrofa constituida por dos quintillas de
versos octosílabos o de ocho sílabas unidas y por lo tanto posee diversas combinaciones de
rimas, siempre consonantes. La
espinela, con la que habitualmente se confunde, por el contrario, es un tipo especial de décima que toma su nombre del poeta, novelista y vihuelista Vicente Espinel, de fines del
siglo XVI. La contribución de Espinel fue fijar la estructura de rimas de la décima en
abbaaccddc. Durante los siglos XVII y
XVIII se usó con frecuencia para el
epigrama y la
glosa de otros poemas;
Félix Lope de Vega, en su
Arte nuevo de hacer comedias (1609), escribió que "las décimas son buenas para quejas" en las obras teatrales, pero las empleó indistintamente para cualquier tema. Desde entonces no ha decaído su uso en la poesía española e hispanoamericana como forma tan cerrada como el soneto y apropiada para el poema redondo y el epigrama, y ha sido la estrofa predilecta de algunos poetas de la
Generación del 27 como
Jorge Guillén o
Gerardo Diego.