La herejía
docética toma este nombre de la raíz griega
dokéō (δοκέω) que significa "parecer o parecerle a uno". Es una doctrina contraria a la enseñanza de la
Iglesia Católica aparecida a finales del primer siglo de la era
cristiana según la cual se afirmaba que
Cristo no había sufrido la crucifixión, que su cuerpo sólo era aparente y no real, incluso Basilides , el filósofo
gnóstico afirmó, para explicar el traslado de la cruz, que fue Simón de Cirene el que la cargó y no Cristo. La herejía tiene su raíz en la influencia
platónica, que afirma que son las ideas las únicas realidades y nuestro mundo es sólo un reflejo, una imagen, además se nutría de la idea hasta cierto punto era generalizada en aquella época, en que se creía que la materia era corruptible, corrupta, que como decían los griegos "El cuerpo es la cárcel del espíritu". La doctrina docética, enraizada también en el dualismo
gnóstico, dividía tajantemente los conceptos de cuerpo y espíritu, atribuyendo todo lo temporal, ilusorio y corrupto al primero y todo lo eterno, real y perfecto al segundo, de ahí que sostuviera que el cuerpo de Cristo fue tan sólo una ilusión y que, de igual modo, su crucifixión tampoco tuvo lugar como algo más que mera apariencia. El
Islam conserva también este punto de vista y sostiene que el cuerpo del profeta Isa (el nombre con que conocen a Jesucristo) sólo fue crucificado como una ilusión.