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Los términos drogodependencia, drogadicción y farmacodependencia hacen referencia a la adicción generada por la exposición repetida a una droga, ya sea un fármaco o una sustancia psicoactiva legal o ilegal. [1] Según el libro DSM-5 de la American Psycological Association (APA), esta adicción se define como "Enfermedad primaria, crónica y neurobiológica con factores genéticos, psicosociales y ambientales. Caracterizada por conductas que incluyen uno o más de los problemas en el control en el uso de drogas, uso compulsivo, uso continuado a pesar del daño". Se conoce como (trastorno por consumo de sustancias) es una enfermedad que afecta el cerebro y el comportamiento de una persona, produce incapacidad de controlar el consumo de medicamentos o drogas legalizadas o no. En su más reciente glosario, la OMS define la dependencia del alcohol y de otras sustancias como «una necesidad de consumir dosis repetidas de la sustancia para encontrarse mejor o para no sentirse mal».[2] Sus características son: un deseo invencible o una necesidad de consumir droga y de procurarla por todos los medios, una tendencia a aumentar las dosis y una dependencia de origen psíquico y a veces físico a consecuencia de los efectos de la droga.
Equivale, más o menos, al síndrome de dependencia mencionado en la CIE-10 (ICD-10 en inglés). Este término se intercambia a menudo con el de adicción, aunque en la actual edición de su Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (la edición más reciente es la quinta: DSM-5) la Asociación Estadounidense de Psiquiatría separa claramente los trastornos inducidos por sustancias de los trastornos adictivos no relacionados con sustancias.[3] Así pues, la drogodependencia es solo uno de los dos tipos existentes de adicciones.
A efectos prácticos, se pueden considerar sinónimos los términos drogodependencia, adicción y toxicomanía. Los dos últimos se utilizan desde el siglo XIX y, en la primera mitad del siglo XX, estos vocablos comenzaron a cargarse de connotaciones peyorativas, morales y legales, por lo que en los años sesenta se introdujo la palabra drogodependencia con el fin de un uso científico más preciso.[4] En su origen, toxicomanía hacía referencia al estado de intoxicación periódica o crónica del consumidor de una sustancia. Se trataba del consumo de productos que, en aquella época, tenían una comercialización y uso médico, de manera que, con este término, se indicaba un consumo no terapéutico y se hacía énfasis, al utilizar el sufijo manía, en la exaltación afectiva buscada con la autoadministración de la sustancia.