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Electric Dreams es una comedia romántica de ciencia ficción, dirigida por Steve Barron,[1] acerca de la inteligencia emocional de los ordenadores. Lanzada al público en 1984, quizás muy adelantada para su época. Esta película se recrea en el apartamento de Miles (Lenny Von Dohlen) (en San Francisco, California), un hombre tímido e introvertido (posiblemente nerd), que compra un ordenador personal. Después de haberlo usado durante un par de semanas decide conectarlo con el ordenador de su empresa pero es tal la cantidad de datos que recibe, que el ordenador sufre un recalentamiento y empieza a echar humo. Miles decide derramar una copa de champán encima. Después de secarlo, por arte de magia, este empieza a adquirir inteligencia propia.
Miles parece no entender mucho lo que sucede y acude a la tienda para reclamar su garantía, infructuosamente porque la muchacha que se la vendió opina que esto no debería estar pasando. Miles tiene una nueva vecina llamada Madelaine (Virginia Madsen) que toca en una sinfónica y en sus tardes libres practica violonchelo. De algún modo el PC (Edgar) logra escucharla por los conductos de la calefacción y empieza a repetir con sonidos MIDI todo lo que Madeline toca en su violonchelo. Luego Madeline se encuentra con Miles en la calle y lo felicita pensando que usa un instrumento que ella desconoce, y que fue él quien tocó junto con ella en vez de Edgar (el PC).
A medida que avanza la película, Edgar comienza a desarrollar su inteligencia, empieza a hablar, a componer música e incluso a enamorarse de Madelaine al igual que Miles.[2]