sust. masc.
1) Barniz vítreo que por medio de la fusión se adhiere a la porcelana, loza metales, etc.
2) Objeto cubierto o adornado de esmalte.
3) Labor que se hace con el esmalte sobre un metal.
4) Color azul que se hace fundiendo vidrio con óxido de cobalto y moliendo la pasta que resulta.
5) fig. Lustre, esplendor o adorno.
6) Blasón. Cualquiera de los metales o colores conocidos en el arte heráldico.
7) Zoología. Materia dura y blanca que cubre la parte de los dientes que está fuera de las encías.
8) En el ámbito de las artes decorativas, el término define tanto la pasta vítrea, dura y coloreada, formada por arena y sílex, feldespatos, óxido de plomo y varios tipos de óxidos metálicos, que se aplica mediante fusión sobre las superficies de objetos metálicos, como los mismos objetos así decorados. Los procedimientos fundamentales de esta técnica son: el cloisonné, que consiste en rellenar de pasta vítrea pequeñas cavidades o alvéolos; el champlevé, en el que los alvéolos se excavan directamente sobre la lastra metálica; el traslúcido, basado en el principio de extender una fina capa de pasta sobre una superficie ya grabada o esculpida en bajorrelieve; el en ronde basse, en el que la pasta de vidrio se extiende sobre objetos de superficie más o menos curva, como figuras o animales modelados independientemente, generalmente de oro; la pintura sobre esmalte, el esmalte pintado, en el que el color se extiende sobre la base en capas y cocciones sucesivas. Los ejemplos arcaicos se concentran en la joyería persa. La costumbre de fundir verdes y azules en alvéolos delimitados por filigranas para decorar los collares se difundió desde la antigua Grecia por toda Asia Menor. Con la difusión del uso de las piedras preciosas y semipreciosas, el esmalte pasó un período de decadencia, para renacer en la época bizantina, del siglo X al XII. Los orfebres bizantinos realizaron objetos litúrgicos y alcanzaron la cúspide de la calidad con el gran Retablo de oro de la basílica de San Marcos en Venecia (siglos X-XIII). Desde los primeros siglos de la era cristiana el champlevé se difundió en las islas británicas, Bélgica y el valle del Rin, donde se realizaron muchos objetos (fíbulas, anillos, collares) decorados con flores con predominio de los colores rojo, blanco y azul. En Francia y en Irlanda el esmalte se enriqueció con las invenciones figurativas del esmalte cloisonné bizantino. Su desarrollo culminó en tres grandes escuelas: la mosana (Lieja), la renana (Colonia) y la de Limoges. Los champlevé mosanos usaron el contraste entre la policromía y el fondo de oro (altar de Stavelot de 1165, Bruselas, Musées Royaux). También la escuela renana se basó en el champlevé con especial atención a los efectos cromáticos de la relación entre el azul y el oro (orfebre Nicolas de Verdun). La escuela de Limoges fue la de mayor duración (del siglo XII al XVI). En el siglo XIV en Italia y en Francia y Rusia se produjo la producción del esmalte traslucido (cáliz con patena de di Francesco, cruz de da Guardiagrele de 1434). Abandonadas en el siglo XV las técnicas del cloisonné y del champlevé se pasó de la orfebrería religiosa a la profana. Hacia mediados del Quattrocento se puso de moda el esmalte pintado sobre cobre que se difundió por toda Europa, primero en Francia (medallones pintados por J. Fouquet, Paris, Louvre) y luego en Italia (díptico lombardo de finales del siglo XV, Milán, Museo Poldi Pezoli). El centro más acreditado fue Limoges, que hasta el siglo XVI produjo placas decorativas, altares portátiles, etc. En los siglos XVII y XVIII el esmalte sólo se usó en la decoración minuciosa de estuches, retratos en miniatura, etc. En Extremo Oriente el esmalte cloisonné se desarrolló en China como derivación de las técnicas occidentales en objetos de cobre con una gama de espléndidos colores, sobre todo en la época Qiingtai (1450-57).