Un
fluido es un medio continuo que se deforma permanentemente en el tiempo ante la aplicación de una solicitación o esfuerzo de corte.
El movimiento de los
gases y los
líquidos puede estudiarse en forma aproximada mediante las ecuaciones de la
dinámica de fluidos bajo la hipótesis del medio continuo. Sin embargo, para que dicha hipótesis sea válida, el recorrido libre promedio de las
moléculas que constituyen dichos materiales debe ser mucho menor que una longitud característica del sistema físico en el que se encuentra el gas o el líquido en cuestión. De esta forma, las variables de estado del material, tales como la
presión, la
densidad y la
velocidad, podrán ser consideradas como funciones continuas del espacio y del tiempo, conduciendo naturalmente a la descripción del material como un medio continuo.