La
ketamina es una
droga disociativa con potencial
alucinógeno, utilizada originalmente en medicina por sus propiedades
analgésicas y, sobre todo,
anestésicas. Actualmente estos usos son menos comunes en humanos, pero muy frecuentes en la práctica veterinaria, aplicándose en ocasión de procedimientos quirúrgicos de varias especies
animales. La forma farmacéutica suele utilizar una sal de la droga: el clorhidrato de
ketamina. En los últimos años se ha propagado su administración con fines
recreativos, surgiendo fenómenos de desvío de la sustancia del circuito legal. Son crecientes los reportes de abuso, con cuadros de toxicidad y muertes por sobredosis, atribuibles en parte a la subvaloración de riesgos por parte de estos usuarios.