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Los monosacáridos o azúcares simples son los glúcidos más sencillos; no se hidrolizan, es decir, no se descomponen en otros compuestos más simples.[1] Poseen de tres a ocho átomos de carbono[2] y su fórmula empírica es (CH2O)n,[3] donde n ≥ 3. Se nombran haciendo referencia al número de carbonos (3-7), y terminan con el sufijo -osa. El principal monosacárido es la glucosa, la principal fuente de energía de las células.
Los ejemplos de monosacáridos incluyen glucosa (dextrosa), fructosa (levulosa) y galactosa. Los monosacáridos son los componentes básicos de los disacáridos (como la sacarosa y la lactosa) y los polisacáridos (como la celulosa y el almidón). El azúcar de mesa utilizado en la lengua vernácula cotidiana es en sí mismo un disacárido sacarosa que comprende una molécula de cada uno de los dos monosacáridos D-glucosa y D-fructosa.[4]
Cada átomo de carbono que soporta un grupo hidroxilo es quiral, excepto aquellos al final de la cadena. Esto da lugar a una serie de isómeros formas icas, todas con la misma fórmula química. Por ejemplo, la galactosa y la glucosa son aldohexosa, pero tienen diferentes estructuras físicas y propiedades químicas.
La glucosa monosacárida juega un papel fundamental en el metabolismo, donde la energía química se extrae a través de la glucólisis y el ciclo del ácido cítrico para proporcionar energía a los organismos vivos.