El chovinismo o chauvinismo (derivado del francés chauvinisme, [ʃovi'nɪsmʊs]), también conocido coloquialmente como patrioterismo, es la creencia irracional en la superioridad o el dominio de un grupo social, a quienes se considera fuertes y virtuosos, sobre otro, a los que se los juzga como débiles, indignos o inferiores.[1] Puede describirse como una forma de patriotismo y nacionalismo extremos, una fe ferviente en la excelencia y la gloria nacionales.[2]
Según la leyenda, el soldado francés Nicolas Chauvin resultó gravemente herido en las guerras napoleónicas y recibió una exigua pensión por sus heridas. Después de que Napoleón abdicó, Chauvin mantuvo su fanática creencia bonapartista en la misión mesiánica de la Francia imperial, a pesar de la impopularidad de esta opinión bajo la Restauración borbónica. Su resuelta devoción a la causa, a pesar de la negligencia de su facción y el hostigamiento de sus enemigos, dio inicio al uso del término.[2]
En 1945, la teórica política Hannah Arendt describió el concepto así:
El chovinismo se ha extendido desde su uso original para incluir la devoción fanática y la parcialidad indebida hacia cualquier grupo o causa a la que uno pertenece, especialmente cuando dicho partidismo incluye prejuicios u hostilidad hacia los forasteros o grupos rivales y persiste incluso frente a una oposición abrumadora.[2][4][5] Este término francés encuentra su paralelo en el término jingoísmo, proveniente del inglés, que ha conservado el significado de chovinismo estrictamente en su sentido original; es decir, una actitud de nacionalismo beligerante.[5][6][7]