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Lidia (en lidio 𐤮𐤱𐤠𐤭𐤣𐤠 Śfarda; en griego, Λυδία Lȳdíā) fue una región histórica situada en el oeste de la península de Anatolia, en lo que hoy son las provincias turcas de Esmirna y Manisa. El reino de Lidia duró desde la caída del Imperio hitita hasta su conquista por los persas, según unas fuentes desde el 1300 a. C.[1][2] y, según otras, desde el 718[3] hasta el 546 a. C.[4]
Destacó como potencia comercial,[5] y fue, además, conocida por su riqueza en oro, proveniente del río Pactolo y de las minas del monte Tmolo.[6] Actualmente se cree que su riqueza provenía más de la fertilidad de sus campos,[3] o bien de su superioridad comercial respecto a los griegos.[7]
Fue el primer lugar donde se acuñó moneda, antes incluso que en China o India. Esas primeras monedas datan del reinado de Giges, en la segunda mitad del siglo VII a. C., hacia el 620 a. C.,[8] e incluso antes, durante el reinado de Ardis II (652-621 a. C.).[9] Los conocimientos actuales se apoyan en los hallazgos de monedas de electro u oro blanco, cuyos yacimientos principales se hallan en Éfeso, en la costa de Asia Menor.
Debido a su expansión por las costas jonias y a la enorme influencia cultural que los jonios tuvieron sobre los lidios, en ciertos periodos históricos muchos historiadores consideran a Lidia, si no parte de los pueblos griegos, al menos altamente helenizados. Esta aculturación fue mutua, aunque de menor intensidad por parte lidia, de manera que los avances musicales, comerciales e incluso la literatura y los juegos populares lidios fueron adoptados por los griegos, mientras que la arquitectura, la religión y la vestimenta griegas influyeron en las lidias. No obstante siempre existieron diferencias entre griegos y lidios, una de las más llamativas fue el trato otorgado a la mujer por parte de los hombres, mucho más ecuánime en la sociedad lidia.[10][11] Autores clásicos como Estrabón, observando más diferencias que similitudes, concluyeron que los lidios no eran parte de los pueblos griegos.[12]