Arte. Entendido como expresión ligada al ambiente cultural y social de Roma, dio comienzo en el siglo II a.C.. Antes, los romanos habían recibido aportaciones de los etruscos, y asimilaron cánones del mundo griego. En los últimos años del siglo II a.C. tras la toma de Siracusa las obras de arte griegas afluyeron a Roma y se transformaron las costumbres aunque perduró cierto desprecio por la pintura y la escultura, por considerarlas artes manuales. La arquitectura gozó de mayor consideración.

Arquitectura. Tuvo en Roma un desarrollo excepcional. A partir de los siglos III-II a.C. el empleo del conglomerado de argamasa y piedra supuso la gran innovación técnica que, condujo al desarrollo de las formas arquitectónicas basada en líneas y superficies curvas: desde el arco y la bóveda hasta la cúpula. El uso de estos elementos permitió realizaciones arquitectónicas como el acueducto y el puente (el primer acueducto data de 312 antes de Cristo); los primeros puentes de fábrica fueron el Emilio, 142 antes de Cristo y el Milvio, de 109. El arco se convirtió en elemento autónomo como soporte de estatuas de homenaje (arco de Escipión el Africano en el Capitolio, 190 a.C.). El arco y la bóveda permitieron modificar estructuras heredadas del mundo griego. Se intensificó la construcción en el Foro, que se diferenciaba del ágora griega por su estructura axial dominada por el templo (el Capitolium), surgieron las primeras basílicas destinadas a la administración de la justicia (basílica Porcia, 184 a.C.). El Capitolio es ejemplar para entender la diferente función del templo romano con respecto al templo griego. El templo romano prefiere la planta con columnas sólo en la parte delantera y se levanta sobre un alto podio dando especial importancia a la fachada. En época de Sila surgieron el Tabularium, el archivo de estado (78 antes de Cristo) y el Santuario de la Fortuna en Preneste. En la época de César se edificó el Forum Julii que fue el primer intento de dar una estructura orgánica a una parte de la ciudad. Las ciudades fueron reestructuradas según una distribución racional de los núcleos económicos y político-religiosos. Pompeya ofrece el ejemplo más completo que ha llegado hasta nosotros de la inserción de elementos típicamente romanos, como el templo de Júpiter, la basílica, las termas en un contexto ítalo-helenístico. El régimen de reconciliación civil instaurado por Augusto encaminó la arquitectura romana hacia sus expresiones más funcionales al servicio de los ideales ético-religiosos, centralizados en la figura del príncipe. En época de la dinastía Flavia, se erigió en la entrada del Foro el arco que celebra las victorias de Tito sobre los judíos; y se levantó el Coliseo o Anfiteatro Flavio. Durante el principado de Trajano (98-117) se construyó el Foro Trajano que reunía exigencias de representación, decoro y comodidad con basílica, bibliotecas, templo y la columna historiada que conmemora la victoria sobre Dacia. El ideal helénico de Adriano caracterizó las obras arquitectónicas edificadas durante su reinado (117-138). Se construyeron el mausoleo y la compleja arquitectura de la Villa de Adriano, en Rívoli. En el siglo III, este arte se expresó en formas arquitectónicas grandiosas, como las Termas de Caracalla. En el último período del imperio, la actividad arquitectónica fue más productiva en las provincias.

Escultura. La gran difusión del retratismo en honor de personajes ilustres (estatuas icónicas) atestigua desde sus orígenes la afición romana por el retrato. En los tiempos de César, artistas griegos trasladaron a Roma la tradición helenística influyendo en el retrato que se hizo más refinado y culto. En el friso de la basílica Emilia (55-34 a.C.) está presente la fusión de elementos romanos y griegos que conducirá, a la realización del Ara Pacis (9 a.C.) donde la concepción es romana; pero expresada con lenguaje helenizante. A finales del siglo I d.C.la tradición griega y la romana se fundieron en la Columna de Trajano historiada con las guerras en Dacia. El clasicismo recibió nuevo impulso por obra de algunos emperadores como Adriano. El paso gradual hacia la visión de la antigüedad tardía está muy documentado por la producción de sarcófagos, que se difundieron con Adriano y prosiguieron durante todo el período imperial hasta la época cristiana. Fueron frecuentes en las provincias manifestaciones independientes desde la escultura estatuaria y del relieve de la Escuela de Afrodisias a la escultura funeraria de Palmira. Durante la tetrarquía, triunfaron estructuras macizas, estereométricas mientras que con Constantino se intentó una recuperación del clasicismo. Fue evidente, en el siglo IV, el funcionamiento de los centros artísticos y culturales que impusieron dos corrientes: la occidental, dura y expresionista; y la oriental, próxima a la tradición helenista.

Pintura. En el siglo I a.C., la pintura romana se separó de la etrusca-itálica y se acercó a la griega. Los testimonios llegados hasta nosotros provienen de las decoraciones murales de Pompeya y Herculano convencionalmente subdivididas en cuatro estilos. A la época de Augusto pertenece el célebre friso de la Villa de los Misterios, en Pompeya que representa un rito de iniciación al culto dionisíaco. En la Domus Aurea donde trabajó Fabullo uno de los pocos pintores de quien conocemos el nombre, la decoración comprendía elementos fantásticos presentes también en el cuarto estilo pompeyano y que tras los descubrimientos del siglo XVI se denominarían "grutescos". El arte del mosaico de origen helenístico, floreció en todas las provincias (Antioquía en Piazza Armerina), etc.