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La sátira política es un subgénero dentro del más amplio de la sátira, que se especializa en entretener a partir de la política, los políticos y los asuntos públicos. También se ha usado con intención subversiva donde el discurso político y la disensión están prohibidas por un régimen, como método de suscitar debates políticos allí donde este tipo de argumentos están expresamente prohibidos.
La sátira política siempre es escrita desde un punto de vista político ya sea social-demócrata, conservador, libertario, anarquista, comunista, etc. La orientación política del dibujante/redactor de la sátira será determinante en ese sentido. No puede existir una sátira política "neutral e imparcial" desde un punto de vista político porque esta siempre estará condicionada a la ideología del autor de dicha sátira. La única solución sería que varios autores con varias ideologías escribiesen sátira en una misma revista o medio de comunicación. Solo así la sátira de ese medio sería relativamente neutral ideológicamente. Dicho tipo de medio no se ha visto en ningún sitio, normalmente todas las sátiras en Europa (y especialmente en España) suelen ser claramente de izquierda. De forma que exageran los fallos de los gobiernos de derecha y minimizan los fallos de los gobiernos de izquierdas. Ahí se ve claramente el punto de vista político del medio satírico.
La sátira política se distingue normalmente de la protesta política o la disensión política, pues no implica generalmente una intención oculta ni busca influir en el proceso político. Ocasionalmente puede hacerlo, pero lo normal es que simplemente busque entretener. Por su propia naturaleza, raramente ofrece un punto de vista constructivo por sí misma; se usa como parte de una protesta o disensión, y tiende simplemente a establecer el error en los temas, más que proporcionar soluciones.
La sátira puede rastrearse a lo largo de la historia; allí donde ha existido un gobierno organizado, ha habido sátira. El ejemplo más antiguo que ha sobrevivido hasta hoy es Aristófanes. En el periodo romano se produjeron los poemas satíricos y epigramas de Marcial mientras que existe cierta sátira social en los escritos de Pablo de Tarso en el Nuevo Testamento de la Biblia. Hay clásicos de la sátira política como Los viajes de Gulliver en la época de la Literatura augusta).
Un ejemplo de sátira política del siglo XIX es el panfleto El diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu (Dialogue aux enfers entre Machiavel et Montesquieu) (Bruselas, 1864), obra de Maurice Joly, en el que ataca las ambiciones políticas de Napoleón III. La obra usa el truco literario de un diálogo entre dos intrigantes diabólicos en el Infierno, los personajes históricos de Maquiavelo y Charles de Secondat, Barón de Montesquieu, para encubrir un ataque directo e ilegal, al gobierno de Napoleón.
En el siglo XX puede citarse Rebelión en la Granja. Durante este siglo, la sátira se trasladó desde los medios impresos a los audiovisuales como la televisión.
La acción de la sátira en el humor político, incluso mezclado con formas irónicas o grotescas, su eficacia estará relacionada con el uso de figuras retóricas que se tornan en instrumentos de denuncia en contra de gobiernos despóticos, son relevantes para dar significado y forma a esa acción política. Su intención es exhibir al personaje que se satiriza.
Con el uso y apoyo de las nuevas tecnologías las formas irónicas evolucionan así como sus contenidos. Es frecuente ver fotomontajes realistas hasta representaciones fantásticas en forma de “memes”.