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La hermenéutica (del griego ἑρμηνευτικὴ τέχνη [hermeneutiké tekhne], 'arte de interpretar y, asimismo, explicar o traducir’) es el arte de la interpretación, explicación y traducción de la comunicación escrita, la comunicación verbal y, ya secundariamente, la comunicación no verbal. Su concepto central de constitución moderna es el de comprensión (Verstehen) de textos escritos importantes.
La necesidad de una disciplina hermenéutica viene determinada por las complejidades del lenguaje, que frecuentemente conducen a conclusiones diferentes e incluso contrapuestas en lo que se refiere al significado de los textos. La hermenéutica, eminentemente desde Schleiermacher, su fundamentador moderno, responde a la máxima célebre de alcanzar a comprender al autor mejor de lo que él mismo alcanzaba a comprenderse. La hermenéutica intenta descifrar el significado complejo, oculto o no evidente que subyace en el discurso y, a este fin, intenta la exégesis de la razón misma sobre el significado.[1]
A veces «exégesis» y «hermenéutica» se usan como términos sinónimos, pero la hermenéutica es una disciplina metodológica más amplia por cuanto resulta difícil fijar sus límites y puede abarcar no solo la comunicación escrita, verbal, sino también no verbal. 'Hermenéutica', como sustantivo singular, se refiere a un método particular de interpretación (a diferencia de un criterio de 'doble hermenéutica'). La exégesis se centra especialmente en las escrituras sagradas y los textos filosóficos y artísticos.[2][3]
La «consistencia hermenéutica» atañe al examen de textos para alcanzar una explicación coherente de estos. Hermenéutica, en filosofía, se refiere principalmente, tras Schleiermacher, a la teoría del conocimiento iniciada por Martin Heidegger, desarrollada por Hans-Georg Gadamer en su tesis Verdad y método, y otros pensadores y escuelas del siglo XX, como es el caso Bultmann, de Luigi Pareyson o de Paul Ricoeur.[4] Algunos intelectuales ajenos a la tradición humanística, como Murray Rothbard, consideran la hermenéutica un «sinsentido mistificante» e «incomprensible».[5]
La hermenéutica fue inicialmente aplicada a la interpretación, o exégesis, de las escrituras sagradas. El método hermenéutico, tras las escuelas antiguas, de Alejandría a Antioquía o Pérgamo, obtuvo un centramiento técnico con Flacius y posteriormente con Meier, para obtener en el pensamiento de Friedrich Schleiermacher su cima en tanto que método total dirigido a la «comprensión», es decir relativo tanto a la lógica y la gramática como a la retórica y a la dialéctica y a la historia, según explicó Dilthey.[6]
Es cierto que el vigor de la hermenéutica durante el siglo XX puede ser calibrado simplemente a partir de la influencia, por otra parte muy problemática, de Martin Heidegger y su discípulo Hans-Georg Gadamer (Verdad y método), pero ambos son tan importantes como discutibles. La hermenéutica emergió como teoría de la comprensión humana a finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX a través sobre todo de la obra del teólogo y traductólogo Friedrich Schleiermacher[7] y Wilhelm Dilthey.[8] La hermenéutica moderna se constituye, siguiendo la tradición filológica y filosófica, como interpretación de los grandes textos, en particular la Biblia (hermenéutica bíblica) y Platón, pero en general se ha referido a los textos particularmente difíciles e importantes y, de manera natural, ha funcionado como respaldo de la filología, la crítica literaria y la filosofía. Asimismo, se ha hecho extensiva a cualquier tipo de objeto humanístico.
Tras Dilthey, en el ámbito de la filología ha sido heredada por la escuela idealista, en particular Leo Spitzer y la escuela Estilística, si bien esta se bifurcó adoptando en parte una visión neopositivista o formalista refractaria al saber hermenéutico. En el ámbito de la filosofía ha tenido un eje alemán definido por el ya referido Martin Heidegger de Ser y tiempo (1927), recontinuado particularmente por su discípulo Hans-Georg Gadamer en su muy influyente, y hoy discutido por invasivo (Verdad y método), donde la hermenéutica representa una teoría de la verdad y el método que expresa la universalización del fenómeno interpretativo desde la historicidad concreta y personal.[9] Sea como fuere, la Hermenéutica pasó a desempeñar en el último cuarto del siglo XX una posición filosófica general que ha sido designada a menudo como koiné, especialmente asociada a la escuela de Vattimo y otros sectores europeos y americanos, donde las derivaciones son múltiples.[10]