sust. masc.
1) Cultivo y conocimiento de las letras humanas.
2) Doctrina contemporánea por la cual se considera al hombre mismo como parámetro del bien y el mal, por encima de cualquier idealismo o precepto religioso.
3) Doctrina de los humanistas del Renacimiento.
4) Se denomina Humanismo al movimiento de tipo intelectual que floreció en Italia en el siglo XV, caracterizado por un retorno a la cultura grecolatina. Los primeros vestigios de esta corriente se remontan a los siglos XII y XIII, por lo que es posible hablar de un Humanismo medieval. Pero es en el siglo XIV, y, cuando alcanza su máxima plenitud No debe creerse sin embargo, que fue tan sólo en la península italiana donde se dio este fenómeno, ya que también en los demás países europeos vemos aparecer de manera simultánea idénticos síntomas. Pero cabe a Italia la gloria de ser el país en donde por cuajar mejor las nuevas ideas, el Humanismo alcanzó completo desarrollo y adquirió forma definitiva. La aparición de textos clásicos perdidos encendió en Europa una admiración desbordada por la cultura grecorromana. Los hombres de letras del Renacimiento vuelven la espalda a la Edad Media y a la escolástica, obsoletas, ante el resurgir de la literatura, el arte y pensamiento antiguos. Los textos resucitados son meticulosamente estudiados y depurados de los posibles errores acumulados por la transcripción, y su bello y elegante lenguaje admirado e imitado. Consecuencia de ello fue el abandono del bajo y corrompido latín medieval para volver a la pureza lingüística de los siglos clásicos. Del renovado contacto con la antigüedad surgió en el siglo XV un nuevo prototipo humano, un hombre ideal, en la plenitud de sus facultades físicas e intelectuales, seguro de su propio valer humano, entusiasmado ante sí mismo y sediento de glorias terrenas. La antítesis, en una palabra, del obscuro hombre medieval, aterrorizado ante Dios y obsesionado por su propia pequeñez. Al mismo tiempo, las supersticiones y dogmas de la iglesia medieval, que habían sumido a las ciencias en el terror de ser consideradas como brujerías, comenzaron a ser desechados ante el redescubrimiento del pensamiento científico de la antigüedad griega, latina y del Egipto helenístico. La admiración por los clásicos introdujo, evidentemente una cierta paganización en las costumbres de la época, y más todavía, una visión laica de la vida. Sin embargo algunos dignatarios de la Iglesia lo acogieron a menudo con auténtico fervor, y se convirtieron en adalides suyos. Con su actitud crítica y combativa, creó el clima propicio para la aparición de la Reforma protestante. Entre los principales humanistas cabe citar primeramente a Petrarca, como iniciador de la corriente y después de él a Boccaccio, Lorenzo Valla, Juan Reuchlin, Guillermo Budé, Juan Luis Vives, Pedro Ronsard, y especialmente Erasmo de Rotterdam, cuya influencia fue decisiva en el posterior desarrollo del Humanismo europeo. A partir del siglo XVI, el humanismo dejó de producir el fervor inicial y fue transformándose, paulatinamente, en la tónica esencial de la cultura moderna occidental.