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En la mitología griega, las Nereidas (en griego antiguo Νηρείδες Nêreídes o Νηρηίδες Nêrêídes, en singular Νηρείς Nêreís o Νηρηίς Nêrêís, de νέειν néein, ‘nadar’) son las cincuenta hijas de Nereo y de Doris[1], y hermanas del apuesto Nerites (una deidad marina menor).[2]
Se las considera ninfas del mar Mediterráneo, y como tales viven en las profundidades del Mediterráneo; no obstante, emergen a la superficie para ayudar a marineros que surcan los procelosos mares, siendo los Argonautas los más famosos de entre los que socorrieron mientras viajaban en búsqueda del vellocino de oro.
Simbolizan todo aquello que hay de hermoso y amable en el mar. Cantan con voz melodiosa y bailan alrededor de su padre. Se las representa como muchachas muy hermosas, vestidas con túnicas de seda blanca con bordeados dorados, a veces totalmente desnudas, coronadas por ramas de coral rojo y van descalzas, portando el tridente de Poseidón, de cuyo séquito forman parte.
Se aparecen a los hombres montadas en delfines, hipocampos y monstruos marinos. Los griegos las adoraban en altares situados en playas y acantilados, donde se les ofrendaba leche, aceite y miel.
De entre todas estas ninfas marinas destacan solo unas cuantas:
Algunas de las Nereidas comparten nombre con ninfas Oceánides, a saber: Anfitrite, Asia, Béroe, Calipso, Ceto, Clío, Clímene, Dione, Doris, Éfira, Eudora, Yanira, Melite, Menipe, Plexaura, Toa y Janta.
Algunos de estos nombres aparecen también en Homero, como Tetis, Glauca, Nesea, Espeo, Actea, Cimótoa, Cimódoca y Agave. Estos nombres -dice B. Snell- nos dan una imagen viva e impresionante del mar Egeo: brillante, incesantemente movido, sembrado de islas, rodeado de grutas y acantilados. Pero en ello se acepta lo visible, lo exterior (B. Snell: Las Fuentes..., pág. 72). Hay una sensible diferencia con las Nereidas de Hesíodo que reflejan más precisamente el tráfico mercantil que cruza el Egeo en los siglos VIII-VII a. C. A los nombres descriptivos de Homero se suman otros referentes al tráfico marino. La etimología de las hijas de Nereo corresponde a Ploto («La naviera»), Eucranta («La que concede coronar el fin»), Sao («Salvadora»), Eudora («La que da prosperidad«), Galena («La calma»), Glauca («Azulada»), Cimótoa («De rápidas olas»), Espeo («La de las grutas»), Toa («La rápida», que sugiere la ninfa marina Toosa), Halía («Salada», que sugiere la ninfa marina Halia), Pasítea («La muy divina»), Erato («Deliciosa»), Eunice («De fácil victoria»), Melita («La dulce»), Eulímena («La de buen puerro»), Ágave («La resplandeciente»), Doto («Dadivosa»), Proto («La primera»), Ferusa («La que lleva»), Dinámena («La potente»), Nesea («Isleña»), Actea («La de los acantilados»), Protomedea («Primera en pensamientos»), Doris («La que regala»), Pánope («La que todo lo ve»), Hipótoa («Veloz como un caballo»), Hipónoa («Inteligente como el caballo»), Cimódoca («La que recibe las olas»), Cimatolega («Que calma el oleaje», que sugiere la ninfa marina Leucótea), Cimo («La de las olas», que sugiere la ninfa marina Cimopolea), Éyone («La del fondeadero»), Halimeda («Que cuida del mar»), Glaucónoma («La de azulado prado»), Pontoporea («Que permite atravesar el ponto»), Leágora («La de suave palabra»), Evágora («Elocuente»), Laomedea («Que cuida del pueblo»), Polínoe («La que mucho entiende»), Autónoe («La que se entiende a sí misma»), Lisiánasa («Señora de la libertad»), Evarna («Rica en ganado»), Psámate («La arenosa»), Menipa («La del vigor de caballo»), Neso («Isla»), Eupompa («De feliz viaje»), Temisto («Observadora de las leyes divinas»), Prónoe («Previsora»), y Nemertes («La sin tacha»). No tienen etimología clara Anfítrite, Tetis y Galatea.[3]