Los
huesos oraculares son huesos de animales y caparazones de tortuga en los que se han encontrado los ejemplos más antiguos de
escritura china. Se utilizaban para la adivinación (escapulomancia u osteomancia).
Durante la
dinastía Shang, que gobernó el norte de China aproximadamente entre los años
1600 adC y
1100 adC, se practicaban rituales de adivinación en los que se aplicaba calor a incisiones hechas sobre huesos, principalmente
omóplatos, de bueyes y otros animales domésticos. También se utilizaban con el mismo fin las partes internas de los caparazones de tortuga. La aplicación de calor sobre estos orificios producía grietas en los huesos y caparazones. Estas grietas eran interpretadas por los reyes Shang como señales que permitían predecir el futuro. Los resultados de estos rituales de adivinación eran escritos sobre los propios huesos y caparazones. El uso de estos materiales no perecederos ha hecho posible que estas inscripciones, de gran valor histórico, hayan llegado hasta nuestros días.